Iroko de 15 x 15 x 10 cm.
Una de las interpretaciones de esta figura puede ser que represente uno de esos días en que estás «blandito/a». Y te conforta pensar en que te abrazan, en que te aportan un poco de calor y humanidad, como una brisa templada y suave hasta que pase el temporal…
«La figurita del abrazo, es realmente bella… refleja el goxo del abrazo; la circularidad me trasporta a la visión holística del hoy, a abarcarlo todo y a incluirlo todo; todos somos UNO y no podemos dejar a nadie ni a nada fuera de ese abrazo. El círculo me parece que incluye y es una expresión abarcante a la par que inmensa y trascendida. La suavidad de la madera es la suavidad de la ternura de la vida. A pesar de su doliente expresión humana, hay un algo que trasciende ese dolor y ese algo es lo que sonríe en un rostro de sufrimiento en la paradójica existencia que todo lo entrelaza en un misterio inefable y en una danza entre risas y lágrimas apasionante de SER recorrida.
La bola es el núcleo sagrado de quienes somos en realidad, ajeno a nuestras circunstancias personales pero a la vez en el centro más centro de cada una de ellas.
Esa obra circular abraza pero no retiene porque nada de lo que ES sagrado se puede retener, y si lo retenemos es que no ES.
Me gusta el tacto que evoca la madera porque no hay aspereza ni dificultad.
En esta obra circular hay un deslizarse sin dañar, una caricia y una suavidad que penetra en el corazón y te recuerda quién es en realidad. Me encanta esta obra, me roza en lo profundo y ese roce me conmueve en lo más hondo de mi esencialidad.
Hasta aquí los comentarios de una amiga…
Habrá que poner una en cada habitación, para recordar que es necesario sentirse abrazado. ¡Bonita!
Constantemente pasa la brisa; ver vuestra labor es un toque de atención para orientar mis velas, hermanita.