Hace tiempo un grupo de matrimonios jóvenes le regaló a sus tutores este dado inicial. Por darle algún significado quisieron ver en la escultura la unión indisoluble entre ambos.
24 años después, mientras manipulaba una copia, apareció por el taller «la tutora» ya viuda. Se la enseñé con trampa: «¡Anda, es como la mía!».
Y luego…
Se sorprendió, la tocó, pero no dijo nada.
No sé ella. Yo sentí la «presión» del hueco. También su liviandad.
A una mujer a la que se le muere el marido de le llama viuda (y su equivalente en hombre). A un niño/niña que pierde a sus padres se le llama huérfano/a. Me quedé pensando en cuál es la palabra para nombrar a una madre/padre que pierde a un hijo/a. O a dos. ¿Habrá palabra para quien sobrevive a ese dolor?
Me dicen que HUÉRFILA, HUÉRFILO. No sé si cabe ahí (aunque el vacío es grande).
43 años después el mío bascula entre presencias y ausencias.