Os ofrezco este testimonio de mi amigo Pedro, fruto de algunas sintonías.
«Quiero compartir contigo la escultura que este verano les hice a mis padres con motivo de sus Bodas de Oro. Se trata de unas manos (una de hombre y otra de mujer) esculpidas en un solo palo representando así que los dos son uno solo. Están sostenidas por un tronco de tetraedro que simboliza a Dios (sostenidas en Dios). Sobre las manos hay 7 bolas (una por cada hijo). Las bolas están hechas de dos maderas ensambladas. Una de esas maderas es la misma que la de las manos (arce) porque todos los hijos tenemos la herencia de nuestros padres; la otra madera es diferente en cada una: pino, sapeli, haya, fresno, eucalipto, encina y cerezo) pues cada uno tenemos nuestra propia individualidad.»